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sábado, 6 de agosto de 2011

Una batalla particular

Una batalla particular

     Los dos ejércitos eran numerosos, aproximadamente de 5000 efectivos cada uno, estaban divididos en distintos batallones, ambos estaban preparados para la inminente batalla, solo esperaban la señal de sus generales, como siempre la pasmosa calma, impregnada de miedo, predominaba. Sin haberse derramado una gota, ya se percibía el olor a sangre

     El ejercito “A” (lo vamos a nombrar asi) contaba de varios batallones. El batallón de reconocimiento, constituido por pocos soldados, formado básicamente por los artículos, quizás el menos reconocido pero no el menos importante, su misión principal era dar apoyo principalmente al batallón “sustantivos”, haciendo reconocimiento en el campo de batalla. Pobres artículos nadie reparaba en ellos, siendo tan ágiles, prácticos, y pocos valorados, salvo por los “sustantivos” ellos aprecian su importancia.

      Los batallones, “verbos” y “sustantivos” eran los mas numerosos e importantes, con ellos se decidía la suerte de la batalla. Los sustantivos fijaban posiciones, ganadas al enemigo. El batallón “verbos”, variaba mucho, algunos capitanes se quejaban, que en su batallón, había muchos soldados irregulares. Por el contrario, otros capitanes estaban contentos, por lo regular de su comportamiento. El batallón, “adverbios” y ”adjetivos” no congeniaban muy bien por esta razón estaban separados en distintas alas, esto no quitaba su ferocidad en la batalla. El cuerpo “pronombres” , estaban a la orden del día, serviciales como nadie, contrapuestamente al batallón “nombres propios” , estos eran difíciles de disciplinar , hay que llamarlos por lo que son, para que obedezcan. Por ultimo el batallón “preposiciones”, este resultaba el mas complicado y extraño, por ello se le asigno el paracaidismo.

      El ejercito “B” no se diferenciaba mucho del “A”, existía un cierto equilibrio de fuerzas, pero en este predominaban los “adverbios”, quizás era un mal presagio, se sabe que el exceso de adverbios, no es prometedor.

       A la una de la mañana, se desato la sangrienta batalla, hubo muchas bajas, en ambos Ejércitos, los adverbios se llevaron la peor parte, de estos sobrevivieron los más aptos. La misma concluyo a la seis de la mañana, con el último cigarrillo y la borra fría de un café, no me atrevo a inferir el resultado, se encuentra en un borrador de varias hojas sobre el escritorio, (hay que pasar en limpio y contar las bajas). Este es, solo es la descripción del ejercito y de una de las tantas batallas, que terminaron impresas, con mayor o menor suerte.