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sábado, 18 de junio de 2011

Antidoto

Antidoto

-. Le había dicho mil veces que tuviera cuidado, porque es peligroso andar sola por ahí en el campo, mas en las sierras…..-

La madre preocupada, le hablaba a su hermana en el pasillo del hospital, sollozando

--No te preocupes, estamos en el mejor hospital, la van a curar, acá los doctores son muy buenos-- respondió la tía.

     Ojala, ojala entre lagrimas repetía…. Después de un largo paréntesis en silencio, los minutos empezaron a correr más lentamente al igual que los médicos, esto provoco cierta tranquilidad en ambas, suavemente la quietud conquisto el pasillo blanco, el frió silencio hospitalario, (ahora mas calmas) las obligo a cuchichear, a modo de descarga.

-. Junto a sus amigas, estaban jugando tranquilamente en el sol de la tarde, vos sabes lo bueno que es sol. Una de ellas me dijo que, sin darse cuenta, notaron que se había ido. Conociendo a mi hija, con lo curiosa que es, seguro que se deslizo sigilosamente para que no se dieran cuenta, es que sola no la hubiera dejado ir nunca….-, nuevamente el sollozo ataco a la afligida madre.

--.Tranquila, tranquila, hay que tener fe, y como te dije antes acá los doctores son muy buenos.--

     Nuevamente otro lapso de aparente paz, es donde pasillo se volvía molesto a la vista, con ese color blanco desesperanza. Esta vez quiso murmurar algo, pero el agotamiento y dolor, la callo. Por solidaridad a su hermana mantuvo el sepulcral silencio por casi una hora, hasta que el penetrante agudo crujir de una puerta, volatilizo el momento, dejándose ver por detrás el doctor con rostro serio y a la vez esperanzado.

     Intuyeron algo bueno, las madres no se equivocan. El doctor corroboro la sensación, con el tipico lenguaje lacónico de los médicos, “esta reaccionado bien al antídoto”. El doctor luego de decir esto, no quería desaprovechar la oportunidad de alimentar su ego y creerse Dios, como buen medico, por ello estiro su lengua bifida, para olfatear la emoción de las hermanas, que respondieron por cortesía con una pequeña estiradita, apenitas, para enrocarse en un fraternal abrazo. El docto se deslizo suavemente sin molestar.

        La pequeña yarara internada había sido mordida, por un hombre común de las sierras, tirando a petison, sabida es su terrible ponzoña. Al no poder determinar que clase de hombre la mordió, le aplicaron el antídoto trivalente que cubre hombre de ciudad, pueblo y campo.

1 comentario:

  1. Disculpen los errores, puse muchas comas y pocos puntos, pero lo mande sin editar estuve dibujando en autocad todo el dia y tengo los ojos en wide screen

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