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sábado, 23 de abril de 2011

Pequeñas Historias

Primer día:

      Me dejo olvidado, entreverado con los otros, buscaba con la vista desesperado a mi mama, que ahora es mi vieja, y no la encontraba. Se había ido. Llore con decoro ( ni mucho ni poco), y fue así que pude sobrellevar el primer día de clases, con la solvencia de un hombre de seis años.


Escolta:

      Inesperadamente, me seleccionaron escolta del acto del 25 de Mayo. La señorita Olga me había hecho un poco de fama por un dictado perfecto, que realice unos días antes. Me daba vergüenza, todos pensaban que era un buen alumno y meritaba tamaña distinción. En ese momento la seño nunca supo el terrible secreto que me hacia indigno de tal honor, no sabia dividir por decimales, iba a tercero o cuarto, no recuerdo.

      Me encontraba inmiscuido en este dilema, en pleno acto del colegio, (al mismo tiempo, debo decir, me imaginaba San Martín), luego del discurso y cantar el himno, anunciaron el retiro de la bandera de ceremonias. No escuche el anuncio, mientras mis compañeros se retiraban, permanecía inmóvil, pensándome todavía San Martín y con el problema de la división.

      La risa general, me despertó por así decirlo y corrí desesperadamente hasta alcanzarlos. A la semana siguiente la seño descubrió mi terrible secreto, cuando corrigió mi prueba. Fue la primera y ultima vez de escolta, pero al honor y orgullo de sentirme como El Libertador, nunca lo olvide. Ah! Hoy puedo dividir por decimales, a mano!.

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