Momento hipotético

Momento hipotético

      Hoy es viernes, y viernes a la noche!. La noche esta límpida, brillosa y joven.
¿el destino me tendrá reservada alguna aventura?, es la gran pregunta, me ilusiono que si!. Veo a la muchachada expectante, todos acicalados y perfumados, tomando unos tragos con algarabía. Imagino que en algún lugar de la ciudad, hay una hermosa chica arreglándose, esperando por mi, que la invite a bailar, que le pida su teléfono, que le hable de mis sueños.

     Me invitan un trago, (había que amenizar un poco, solo conocía a algunos de ellos) que bebo de un tirón, festejan mi ímpetu sirviéndome otro vaso más. Luego de casi dos horas de previa, de beber y estar a las risotadas, finalmente llegamos al punto de equilibrio entre el alcohol y la alegría. Estábamos listos para entrar al boliche y arrasar como conquistadores, del mundo y las mujeres.

    Fue en el momento de la salida que el gélido saludo, de mi hijo ventiañero , –chau viejo, nos vamos-, me dio una trompada en el mentón, haciéndome caer estrepitosamente del ensueño. Entiéndame soy un papa abuelo de sesenta y por un momento, el famoso espíritu joven me traiciono.