Efecto Boomerang
Había sido poderoso, dueño de muchas historias. Mi
imperio abarcaba todo lo imaginable, desde lo posible a lo
imposible. Si lo deseaba, poseía la comprensión cabal de la justicia, alcanzaba la verdad absoluta, como quien toma un vaso de
agua, las matemáticas poco de misterio tenían, en mi reino dos mas dos
resultaba tres, cuatro o cinco, la
física no me importaba, la filosofía, la humanidad, la guerra, la paz, el amor,
el odio era mi alimento de todos los
días. Dependiendo de mí estado de ánimo, la vida o muerte, se dirimía en
una cara o seca, (con monedas de una, o de doble cara).
Demasiado
poder me hizo creer en la inmortalidad, jugaba como un niño malcriado, o más bien
como un dios menor caprichoso. El decidir de tantas maneras sobre los otros,
tiene su efecto boomerang, y este se volvió en mi contra. Al igual que
Velásquez en una de sus obras cumbres, las meninas, fui testigo de mi propio
relato. No pregunten como y porque razón, pero me di cuenta de ello, ayer, cuando
hablaba con mi mujer, sutilmente noté, que
alguien me escribía.
Tal vez es el cierre del círculo, estoy deprimido.
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